martes, 8 de noviembre de 2022

 

Ahora escribo en una columna, es algo muy especial, porque tengo un espacio abierto como un campo de futbol o tal vez como una galaxia. 

Estoy feliz de recorrer esos pastos siderales, ojalá la puedan visitar algún día, se llama Experimental y está dentro del suplemento cultural Tachas, que dirige Francisco Rangel para el Diario Es lo Cotidiano, de la ciudad de León, Guanajuato.

Allá nos vemos. <3 


jueves, 11 de noviembre de 2021

 



Estoy preparando un nuevo libro, había sacado uno de los textos para compartirlo en este blog, pero al final se borró todo y me quedé muda. Ya no existe más ese poema en prosa, pero para equilibrar las cosas, quité un texto del blog para sumarlo a mi trabajo. Estoy feliz, soy jueza y parte, pero bastante justa.



viernes, 26 de enero de 2018

Hoy las palabras de dios entraron a nuestros cuerpos, en forma de polvo, de universo, de nada. Te escucho, vivo.
Hermosa tarde, el gozo es una oscura cortina y un sitio propio, como un corazón fuerte y claro, la felicidad extendida. Despertar antes del día es increíble, uno tiene el milagro de saludar a un sol incierto, ¿hará frío, estará nublado? Y toda la tarde en casa, ver a las aves en la barda antes de que el cielo se ponga serio, profundo como algunos pensamientos. Vida eres intensa, mágica, me haces sonreír a cada paso, ¿qué más puedo pedir? 


viernes, 22 de diciembre de 2017

Todos esos poemas de ayer, los versos ocultos bajo la lengua, entre las pestañas, todo, al final comprendo que era el dolor endemoniado, dolor de cuerpo, dolor de existir. Esta noche la música y la necedad comparten el estado de fin del mundo que hay allá afuera, mi cabeza salta de felicidad ahora, pero el sueño no vendrá, no vendrá. Apenas soy un techo, una sopa preparada con todo el amor del corazón destrozado, una palabra para desplomar el día, soy el deseo de la muerte, su puerta abierta.

sábado, 25 de noviembre de 2017

La rosa.

Hay un ramo de rosas en esa habitación. Una es ciega, permanece con el cuerpo encorvado mirando al piso de baldosas púrpuras, con los pétalos abiertos y su corona cerrada. Es azul, tiene nervaduras negras, de piel suave y tersa como un cielo despejado. A veces parece que quisiera desprenderse del arreglo, salir del florero a recorrer el pequeño cosmos donde habita. Del otro lado de la cómoda donde permanece junto a sus hermanas, hay una pared llena de retratos y un vitral en amarillos, naranjas y rojos que deja entrar al sol casi desnudo.
Un día la rosa ciega amaneció con un respirar profundo de polen celeste, un pequeño glaciar espiritual que comenzó a desgajar algunos de sus pétalos como el hielo de los polos. Comencé a vigilar su estado de salud; pero cuando el sol se retiraba de la sala, salía corriendo como si una nube de gorriones me llamara al patio. Al volver se hacía el silencio. A veces una mandarina caía cerca de mí y mojaba mis zapatos de goma.

Una noche al fin me sentí valiente y me quedé en el descanso de la escalera frente a la puerta de ese lugar, miraba sus enormes sillones verdes de terciopelo, las ventanas y su colección de caracolas de mar en las orillas. Esperé y esperé hasta que sentí que la rosa ciega había conciliado el sueño. Me asomé por la puerta, apenas rechinaba. Metí primero una mano, después todo mi cuerpo tibio e incierto como un fantasma. Oculta en ese lugar, la rosa era polvo de estrellas.  

miércoles, 25 de octubre de 2017

Tu beso es azul eléctrico, desperté haciendo un poema, sin despertar realmente, algo hablamos de los grillos, la noche, ¿qué es un perro?, miraste por la ventana y todavía estaba nublado, me quedé con toda tu energía, ya no hay vacío ni silencio. Mi corazón tiene ondas rosas, velocidad, desea salir del cuerpo, va contigo. Viene el sol, me recuerda a tu rostro, ¿terminaremos de ver ese drama, las flores, el río, los trenes hacia las grandes ciudades?, no por favor, no con una poeta, a menos de que seas terriblemente valiente y muy loco.